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La cultura escolar en la sociedad postmoderna

 

 Ángel I. Pérez Gómez   

    La situación actual de crisis social, económica, política y cultural que vive nuestro entorno tiene graves consecuencias en la educación ya que podríamos decir que en éste ámbito se refleja claramente toda esta problemática. En estos momentos se está cuestionando el sentido de la escuela por muchos motivos, entre ellos, muchos docentes viven preocupados por el cómo y el cuándo evaluar y desatienden otras tareas fundamentales y complejas de la educación como son los valores de una sociedad en continuo cambio. Por otra parte en muchos casos se olvida que la escuela está viviendo una confrontación de culturas, de la que si se quiere, se puede obtener infinidad de respuestas positivas como resultado del cruce de culturas alojadas en las disciplinas científicas artísticas y filosóficas, los influjos de la cultura social, la cultura privada de cada alumno con sus intercambios espontáneos con el entorno, etc.

El principal problema surge cuando queremos hacer llegar la cultura pública a todos para desarrollar la cultura privada de cada alumno olvidándonos así de los diferentes contextos en los que están inmersos nuestros estudiantes.

La crisis de la cultura moderna dará paso a una nueva época en la que estamos inmersos, la posmodernidad.

Hasta no hace mucho la escuela ha permanecido inamovible, esta concepción propia de la cultura moderna, se caracteriza por la construcción racionalista del mundo, la utilización de la razón como principio explicativo de la realidad y de los comportamientos.

Tres son las críticas principales que este autor hace a la modernidad:

-La crítica epistemológica, la creencia en la objetividad con independencia del contexto, queda anulada.

- La crítica cultural,  la concepción universalista del ser humano no tiene en cuenta la diversidad. No podemos imponer patrones de la cultura occidental como criterios de valoración o de interpretación del mundo.

- La crítica al concepto de razón: el afán de objetividad en el conocimiento, en la vida social, en el dominio de la naturaleza y en el comportamiento humano, conduce a la separación de la razón y el sujeto.

Por tanto la escuela concebida desde la modernidad ha ignorado la diversidad así como los contextos y sentimientos que pertenecen y rodean a los alumnos.

La época postmoderna, no surge únicamente como el resultado de la crítica al pensamiento moderno sino como efecto de las condiciones políticas, económicas y sociales que vive el mundo occidental, y que están caracterizadas por el imperio de la economía de libre mercado en sociedades formalmente democráticas. Ya no se habla de una razón universal que fundamenta el pensamiento sino de diferentes razones que sostiene intereses distintos, acontecimientos como la pobreza o la inmigración, hacen pensar que la razón es utilizada por los más poderosos.

La posmodernidad recupera valores que la modernidad había desatendido, pero no todo puede considerarse educativo. El culto a la imagen, el placer presente y la contemplación narcisista son algunas de las características que la definen. Podemos encontrar múltiples contradicciones en la postmodernidad. Por un lado de defiende el relativismo cultural, pero a la vez de afirma la idea de globalización. Si atendemos a la idea de que todo es cultural e independiente, podemos perder el enriquecimiento de unas culturas de otras. Además el relativismo favorece la estimulación de valores como la tolerancia, el respeto, pero ello no debe confundirse con el todo vale. Por otra parte no debemos permitir que la estética supere a la ética, no vale más el tener que el ser.

Para terminar, centrándonos en la escuela, es evidente que la concepción postmoderna ha mejorado muchos aspectos que desatendía la modernidad, pero como hemos dicho anteriormente no todo lo postmoderno es educativo. Debemos educar a los niños para que vivan en la época que les ha tocado vivir. La escuela no puede seguir sosteniendo los principios de la modernidad si la sociedad ha cambiado. Ahora los individuos deben ser enriquecidos a partir de sus experiencias, contextos, sentimientos, y afectos. La actividad educativa debe favorecer el desarrollo de la razón de cada individuo al contrastar las razones de los demás, se debe promulgar el pensamiento reflexivo. Las aulas deben ser concebidas como espacios abiertos y flexibles en los que se viva un continuo intercambio de opiniones.